2006-02-14

De Cupido y sus Flechas


Llegó el fatídico día.

Por mucho que intente, como mi buen Tengo Frío me dice, no mirar el calendario, no poner la tele, no pensar... Es inevitable.

La música en la radio, los escaparates en la calle, los corazones, las flechas, los bombones, los anuncios de perfumes, los díselo con flores...

Está por todas partes.

Si quisiera abstraerme a ello tendría que permanecer todo el día en la cama, con la cabeza escondida bajo la almohada.

Si supiese odiar... tendría motivos para hacerlo con este niño desnudo y alado de los ojos vendados y el carcaj y las flechas...

Así, a bote pronto, se me ocurren algunas razones para detestarle:

1.- Por esa manía de disparar a ciegas, que hace que siempre quiera a quien no debo o sea querida por quien no quiero.

2.- Por ese afán de hacer que uno se enamore aunque no quiera, y ese irónico modo de jugar a los dardos con nuestros corazones...

3.- Por esa puñetera costumbre de ponerle a mis flechas más cantidad de "ese veneno" que llaman amor, que hace que el sentimiento se perpetúe, y que parece que en el resto dura tan poco.

4.- Por esa obstinación en no aparecer cuando se le necesita, de creer que con una flechita un día, se hizo todo...

5.- Por ese disparo certero y traicionero. Que siempre se clava hasta lo más hondo de improviso, cuando uno ni está preparado, ni lo espera...

Y sin embargo, como no soy capaz de odiar, sigo adorando la sensación que nos invade cada vez que nos asaeta...

No hay comentarios: