2006-02-16

Llamada Telefónica


He llamado a R. (es mi psicóloga), estaba un poquillo preocupada por algo que me dijeron...

Bueno, digamos que "mi parte no racional" estaba preocupada.

Me ha tranquilizado. Parece que todavía no estoy para encerrarme. Que es perfectamente normal que uno "hable" consigo mismo a veces, aunque no todo el mundo lo haga, aunque puede que no todos lo entiendan.

El que "me diga" a mí misma "niña no hagas eso, no es bueno para tí" cuando me siento tan mal que estoy, delante de la puerta abierta de la nevera, a punto de caer y arrasar con todo lo que de comestible haya dentro para luego sentirme una mierda y vomitarlo, no es de locos.

Lo malo sería que esas dos fuerzas no lucharan dentro de mí. Lo malo sería que mi "yo razonable" no diera consejos, no intentase imponerse, lo malo sería que sólo me dejase arrastrar por los sentimientos... porque, en ese caso, sin mi "yo razonable" aprendiendo a llevar el control cuando debe llevarlo, hace tiempo que no estaría aquí.

Y del mismo modo que no es malo que "hable" conmigo misma, tampoco lo es que escriba desde mi "yo razonable" hablando de mi "yo sentimental" como si fuese otra persona. No es malo porque es sólo un ardid literario, porque tengo perfectamente claro que ambos "yo" son parte de una sóla persona, que es ésta que me ha tocado ser...

Y es sólo una forma de enseñarme a mí misma que puedo ver las cosas desde otro prisma. Que si en Desnudando el alma dejo hablar a mi parte más sensitiva, aquí dejo que mi parte más racional busque el equilibrio.

Puede quedar raro escribir en tercera persona, pero no soy la primera persona de la historia que lo ha hecho (en textos, cuentos, novelas), ni seré la última que lo haga...

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